Por pa2pa – Educando con propósito
🧡 Introducción: No es solo lo que comen, es cómo lo viven
“Come rápido que se enfría.”
“Si no te comes todo, no hay postre.”
“Eso engorda, mejor no lo comas.”
“¡Qué bien se porta, se comió todo!”
“Ufff, este niño no come nada.”
¿Te suenan familiares estas frases?
Las escuchamos desde siempre. Y muchas veces, sin querer, las repetimos.
Pero ¿y si te dijera que la forma en la que hablamos de la comida crea memorias, autoestima y hábitos que acompañarán a nuestros hijos toda su vida?
En este artículo, te invitamos a mirar la alimentación no solo como nutrición física, sino como un acto emocional, relacional y educativo.
Una oportunidad diaria para construir seguridad, autonomía y conexión familiar.
🍽️ Comer no es una batalla: es un vínculo
Muchos padres viven el momento de la comida como un campo de guerra:
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“Come, por favor.”
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“¡Abre la boca!”
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“Tres cucharadas más.”
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“¡Así no vamos a salir nunca!”
Y el niño responde con berrinche, evasión o rechazo.
📌 ¿Qué está pasando?
Que cuando forzamos, presionamos o chantajeamos con la comida, dejamos de enseñar hábitos saludables y empezamos a crear ansiedad, culpa y desconexión.
💡 Comer debería ser un momento de placer, no de tensión.
La meta no es que se coman todo, sino que aprendan a escuchar su cuerpo, disfrutar y elegir conscientemente.
🧠 La relación emocional con la comida comienza en casa
Los niños no solo aprenden qué comer. Aprenden cómo se sienten con lo que comen.
Y eso lo modelamos desde los mensajes sutiles:
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“Eso es malo.” → ¿La comida es enemiga?
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“Te portaste bien, te ganaste una galleta.” → ¿El azúcar es premio?
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“No puedes dejar nada en el plato.” → ¿Mi cuerpo no decide cuánto necesito?
🌱 Desde pequeños, necesitamos enseñar:
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Que ningún alimento define su valor personal
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Que está bien dejar de comer cuando están llenos
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Que la comida no es consuelo ni castigo
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Que comer es un acto de respeto al cuerpo
👶 ¿Cómo fomentar hábitos saludables sin forzar?
1. Sé ejemplo, no controlador
Tu hijo aprende más de lo que ve que de lo que le dices.
No hables mal de tu cuerpo frente a él. No critiques tu peso. No digas “estoy a dieta” como si fuera castigo.
Haz de la comida un espacio disfrutable, variado, sin obsesión.
2. Crea rutinas, no reglas militares
Horarios previsibles, espacios sin pantallas, comida compartida.
No hace falta un menú gourmet. Hace falta presencia y disfrute.
3. Deja que se involucren
Llevarlos al mercado, dejarlos lavar verduras, escoger entre dos opciones, servir su plato.
Cuando participan, se sienten más autónomos y curiosos.
4. No escondas verduras: hazlas protagonistas
Jugamos a ocultar vegetales como si fueran veneno.
Y eso refuerza la idea de que son “castigo”.
Prueba:
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Cortarlas en formas divertidas
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Mezclarlas en platos favoritos con nombres creativos
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Contar historias de colores y beneficios sin moralizar
🤝 ¿Y si mi hijo no come bien?
Primero: no estás solo.
Muchos niños pasan por fases selectivas, bajan el apetito en ciertos momentos, o rechazan grupos de alimentos.
Lo importante es no convertirlo en una batalla diaria.
🔎 Evalúa:
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¿Come algo de cada grupo alimenticio en el transcurso de la semana?
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¿Está creciendo y desarrollándose adecuadamente?
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¿Tiene energía, juega, duerme bien?
Si las respuestas son sí, tal vez no hay un problema. Hay un ritmo distinto.
📌 Y si ves señales de alerta (rechazo extremo, pérdida de peso, ansiedad con la comida), consulta con un pediatra o nutricionista especializado.
🧩 Alimentación consciente desde pequeños
No se trata solo de qué comen. Se trata de enseñarles a escuchar su cuerpo.
🎯 ¿Cómo?
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Antes de servir: “¿Tienes hambre o solo antojo?”
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Durante: “¿Estás satisfecho o quieres un poco más?”
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Después: “¿Cómo te sientes cuando comes eso?”
💡 Haz preguntas, no imposiciones. Conecta, no controles.
Y algo muy importante: no usar la comida como premio o castigo.
Porque entonces dejan de escuchar su cuerpo y empiezan a comer por emoción.
🧒 Cuando hay más de un hijo (y todos comen distinto)
Cada niño es diferente. Uno come de todo. Otro es selectivo. Uno quiere repetir. Otro come lento.
📌 No los compares. No los etiquetes (“él es el que no come nada”, “ella es la comelona”).
🎯 En lugar de presionar al que menos come, intenta:
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Servir porciones pequeñas y dejar que pidan más
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Variar la presentación
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Comer juntos y sin presión
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Celebrar intentos, no cantidades
Y si alguno necesita acompañamiento profesional, no es un fracaso. Es amor en acción.
🧘 Comer con calma es un acto de autocuidado familiar
Sí, el día a día corre. Pero una comida al día sin pantallas, con pausa, conversación y conexión puede cambiar mucho más que el menú.
Haz que ese momento:
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No sea para pelear, corregir o evaluar
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Sea un espacio de conversación (¿qué fue lo mejor de tu día?)
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Sea una pausa real, sin correos ni celulares
🍽️ Porque comer también es amar. Amar al cuerpo. Amar el vínculo. Amar la vida.
📥 Cierre emocional: sembrando memorias, no culpas
Tu hijo no recordará cuántos gramos de brócoli comía a los 5.
Pero sí recordará si comer en casa era un momento de gritos… o de risas.
Si se sentía evaluado… o aceptado.
Si su cuerpo era respetado… o corregido.
En pa2pa, creemos en una alimentación con propósito:
no desde la exigencia, sino desde el amor.
No desde el miedo, sino desde la conciencia.
Tú no tienes que hacerlo perfecto. Solo presente. Solo amoroso.
Una cucharada a la vez, estás sembrando salud, vínculo y bienestar.